Por: Fortunato Esquivel (AGENCIA WALSH)
Sábado 2 de febrero de 2013
Reproducimos un artículo
de Fortunato Esquivel acerca de los productos transgénicos. " Los
alimentos transgénicos, son el primer gran invento universal destinado a
los pobres, porque según se dice la población mundial está aumentando
"demasiado" y los pobres son mayoría."Afirma Esquivel. Citando al
escritor Dobrovolsky señala "los ricos rechazan consumir transgénicos,
destinándolos a los pobres, y esta es la señal de que estos alimentos
son un fenómeno negativo y antisocial".
Al terminar este año 2012 los autodenominados grandes
productores de alimentos agrícolas se esforzaron como nunca en convencer
al pueblo sobre la "urgente" necesidad de incursionar en el uso de la
biotecnología para producir en mayores proporciones. En otras palabras,
intentaron imponer su criterio de utilizar semillas genéticamente
modificadas, para producir alimentos "transgénicos".
Históricamente los grandes inventos científicos siempre
fueron destinados inicialmente a los ricos y mucho después a los pobres.
En el caso presente, es la primera vez que un gran invento es destinado
inicialmente a los pobres.. "los alimentos transgénicos". ¿Por qué
será? Un conocido refrán dice que: "Cuando la limosna es muy grande,
hasta el santo sospecha".
Cuando en 1879 la luz eléctrica hizo su presencia, los
más ricos aprovecharon inicialmente sus virtudes. Los más pobres no
tienen hasta hoy ese beneficio en los tugurios de las ciudades y en las
aldeas alejadas de nuestro continente y otros. Lo mismo ocurrió con
trenes, automóviles, teléfonos y aviones. Los pobres siguen a pie
Los alimentos transgénicos, son el primer gran invento
universal destinado a los pobres, porque según se dice la población
mundial está aumentando "demasiado" y los pobres son mayoría. En 1950 se
contabilizaron 2.500 millones, en 1990 se duplico a 5.000 millones y
este año se situó en 7.000 millones. Para 2050, seremos más de 9.000
millones. Los ricos están espantados.
La suerte está echada, los ricos van a los supermercados
para comprar alimentos orgánicos y sin transgénicos. Para los pobres,
se encuentran a la venta productos baratos, sin etiquetar, pero con
transgénicos. Los aún más pobres reciben alimentos gratuitos con el
denominativo de ayuda humanitaria, sobre todo soya y maíz transgénicos.
Hace un año, los "grandes" agricultores se
comprometieron a sembrar solo entre 20 y 30% de soya transgénica, pero
tras pisar y pasar, aquí estamos con la novedad de que toda la soya
cultivada es biológicamente modificada. El total de un millón de
hectáreas fueron sembradas con semillas transgénicas.
El escritor y geógrafo ucraniano Alex Dobrovolsky,
escribió un artículo sobre los peligros de los tan propagandizados
transgénicos y señala que "los ricos rechazan consumir transgénicos,
destinándolos a los pobres, y esta es la señal de que estos alimentos
son un fenómeno negativo y antisocial".
Los entendidos señalan que la tecnología de los
transgénicos hace que estas semillas no tengan memoria y solo sirven
para la primera cosecha, pues en la segunda ya no se acuerdan de
germinar. Es una tecnología "Terminator" (Exterminadora), son semillas
Zombies, ya no saben si están vivas o muertas.
Estas semillas modificadas genéticamente son creadas
para ser resistentes al agro tóxico, los insectos y las plagas. Cuando
los campos son fumigados con glifosato, la maleza y cualquier otra
planta se marchitan, pero la soya transgénica se encuentra intacta ¿Cómo
ocurre?
Durante su transgenizacion, estas semillas recibieron,
sin duda, alguna bacteria dentro de su código para que sean resistentes a
los agrotóxicos, especialmente el glifosato. Las grandes
transnacionales productoras de estas semillas, intentan de todas maneras
convencernos de que son "alimentos".
Dobrovolsky dice con mucha razón que si el glifosato y
otros tremendamente fuertes agro tóxicos no pueden descomponer las
moléculas de la planta transgénica, mucho menos podrá el jugo gástrico o
el jugo hepático del animal o del hombre. Por estas sencillas razones,
el organismo animal o del hombre será incapaz de absorber las sustancias
denominadas "alimento" tan necesarias para la vida.
Si esto es así, los productos transgénicos tendrán como
consecuencia, el hambre y sobre todo la desnutrición. Formalmente los
estómagos de los pobres recibirán estos productos, pero no podrán
absorberlos. Una segunda consecuencia negativa será la sobrecarga del
estómago, el hígado y otros órganos cuyos jugos y fermentos no podrán
descomponer las moléculas de los transgénicos, porque no pueden
descomponerse.
Los agro productores que ya producen soya, anuncian que
pronto lo harán con maíz, arroz y algodón transgénicos, todos
resistentes a los insectos y al moho. Pero, esas semillas contienen en
sus genes alguna bacteria toxica, por tanto las plantas transgénicas
contienen el veneno que mata a los insectos y a las plagas bacterianas.
Es innegable que ese veneno termina siendo dañino para
la salud, razón suficiente para tener la seguridad que esta tecnología
infernal ha sido destinada en primer término a los pobres. Es preciso y
urgente que los fabricantes de alimentos etiqueten sus productos para
saber cuáles son o no transgénicos.
La población mundial, sigue creciendo y los pobres son
mayoría. Un puñado de caprichosos dementes urgidos de más y más plata,
siguen proponiendo, alimentos orgánicos para los ricos y transgénicos
para los pobres.